lunes, 9 de marzo de 2009

Fax Privado

* “Radio Apocalipsis” y los suicidas ( I )

El pueblo hace sus propios descubrimientos y sus particulares deducciones.

El viernes pasado, en el mejor informativo de la radio en el sureste “Panorama Tabasco”, se discutía sobre la naturaleza, los objetivos y los recursos de lo que llamamos “la prensa apocalíptica en Tabasco”.

Esta prensa, decididamente, conscientemente y sistemáticamente politizada nos pregona todos los días las exequias de Tabasco.

A través de sus medios impresos y electrónicos, cotidianamente se cantan lo que ellos quisieran fueran los últimos estertores de Tabasco.

Si este estado fuera, en una mínima parte, tal y como la prensa del antitabasco a diario nos lo pintan, sin duda nuestro estado sería una tierra peor que Ciudad Juárez, peor que Durban, peor que la Franja de Gasa, peor que Chechenia.

Si el Tabasco que a diario dibuja en negro la prensa apocalíptica fuera cierto, sería el peor lugar no de México, no del subcontinente latinoamericano, no de África, sino del mundo entero.

Su obsesión por reseñar el derrumbe de Tabasco es de tal grado, que reclama de manera urgente un análisis no sociológico ni político, sino sicológico y moral.

La compulsión de la prensa apocalíptica, vocera del antitabasco, es de tal magnitud en su morbidez, que estoy seguro que interesaría a sicólogos como Carl S. Young y F. Ferenczi. Estoy seguro que captaría la atención de un Sigmund Freud, de un Norman O. Brown y de un Erich Fromm.

Como Tabasco no se derrumba cada día como es su obcecada quimera, ellos, al menos mediáticamente, al menos simbólicamente, cada día lo convierten en ruinas en sus titulares periodísticos dictados por la esquizofrenia, en sus emisiones radiofónicas donde la única realidad que cuenta es la irrealidad de sus alucinaciones, de sus delirios.

Por eso digo que es una prensa, escrita y electrónica, completamente politizada, es decir: absolutamente partidizada, en suma; parcializada.

Pero la gente, le decía, hace sus propios estudios mediáticos, sus reflexiones, sus descubrimientos.

En la emisión de Panorama Tabasco del pasado viernes, recibimos una llamada del señor José Dioniso Chablé, quien luego de suscribir el calificativo de “prensa apocalíptica” que acabábamos de acuñar, nos confió su descubrimiento: “Pensemos si no es totalmente lógico y explicable que Tabasco tenga el más alto índice de suicidios del país: si muchos tabasqueños mal informados inician el día escuchando a las dos estaciones de “Radio Apocalipsis”, se entiende que apaguen sus radios y vayan se peguen un tiro, se cuelguen de una lía o consuman un veneno. Hay gente que no está preparada para enfrentar el fin del mundo que cada mañana pregonan las dos estaciones de “Radio Apocalipsis”.

La observación del señor Chable es de naturaleza irónica y revestida de humor negro, es claro, pero recordemos la tesis freudiana que el chiste es un recurso natural de la psiquis para señalar la enfermedad del espiritu y la locura del individuo o del grupo.

SECTARISMO E INTOLERANCIA

La otra parte del fenómeno que se expresa a través de la obsesión destructiva del antitabasco y de su prensa y radio apocalípticas es su ominoso maniqueísmo y el consiguiente convencimiento de su pureza.

Lo que se traduce por un profundo desprecio hacia los otros, hacia la verdad de los otros, hacia las creencias de los otros, hacia la dignidad de los otros.

El maniqueísmo y el fundamentalismo político, enfermedades que padecen el antitabasco y sus voceros de “Radio Apocalipsis” es por naturaleza intolerante y belicoso.

No busca nunca entender al otro.

No admite la convivencia, así sea confrontada, de razones diversas, de visiones distintas, de creencias diferentes.

No toma en cuenta las complejidades de la realidad y menos las del corpus social.

La única verdad es la de ellos, los maniqueos, los puros, los iluminados, los sectarios.

Porque eso son. Sectarios. Su razón es la verdad revelada. No argumentan ni menos transigen: denuncian y condenan.

No analizan ni reflexionan: anatemizan y agreden.

Los reclamos, las diatribas y la beligerancia del antitabasco, de su prensa y de Radio Apocalipsis se revisten de denuncia social y/o de protagonismo y lucha política.

En parte es cierto. Quieren el Poder. Y el Poder Absoluto.

Pero en el fondo, son un fenómeno de intolerancia, sectarismo y fanatismo que tiene que ser estudiado desde otra perspectiva y con distinto instrumental al que se aplica al análisis social o a la tesis política.

Por supuesto, la secta tiene su mesias, como lo veremos mañana

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