lunes, 16 de febrero de 2009

Fax Privado

*Narcisismo e iracundia del político tabasqueña



Una cadena de eslabones negros une los acontecimientos que más han impactado a la opinión pública en este tétrico fin de semana.

Los primeros eventos discurrieron entre el patetismo y la bufonada.

El sainete que armaron algunos “ilustres” (absolutamente necesarias las comillas) personajes de la política local en una radiodifusora que vende muy bien este tipo de farándula política, fue un buen circo.

¿De que se trata?

Para empezar, de aguarle una buena fecha al gobierno estatal.

Quien suponga que fue una mera casualidad que Gustavo Rosario Torres, Raúl Ojeda y Adán Augusto López Hernández, entre otros, hayan armado un por momentos hilarante, por momentos ridículo refrito de la tremenda corte, se equivoca o peca de ingenuo.

No. No hay ninguna casualidad en que Gustavo Rosario haya elegido precisamente el día en que por vigésima ocasión en 15 meses arribaba el presidente Calderón a Tabasco, para enderezar sus diatribas contra el gobierno de Andrés Granier en general y contra el secretario de gobierno, Humberto Mayans en particular.

Gustavo Rosario no es tonto. Sabe para que sirve un micrófono, sabe utilizarlo en el momento adecuado y sabe que tipo de declaraciones hay que hacer para captar el interés del público.

Gustavo Rosario sabe que en toda gira presidencial la oficina de prensa de la presidencia realiza un monitoreo previo, durante y posterior de los medios de comunicación de la entidad que visita el presidente.

O sea: el primer objetivo de Gustavo Rosario fue que sus declaraciones se incluyeran en la síntesis informativa que se le entrega al presidente de la república.

El otro fue aguarle una buena fecha al gobernador Granier.

Por donde quiera que se le mire, es un éxito del actual gobierno estatal la construcción del libramiento de la ciudad de Villahermosa.

Esta, que no es sólo una obra necesaria, sino que se había convertido en extra urgente, en una urgencia impostergable, se construirá en el sexenio de Felipe Calderón y de Andrés Granier.

Es, por donde quiera que se le vea, un logro estupendo del gobierno granierista.

Y como para un político tabasqueño en la banca, nada hay más insoportable que contemplar el éxito de quienes están en el poder, resulta digamos “natural” que un político con un agudo sentido de la perversidad política, como lo es Gustavo Rosario Torres, eligiera el día de la visita presidencial, que constituye sin duda un valioso éxito para la administración granierista, para efectuar su sainete radiofónico.

AMLO Y GRT, LA MISMA ENFERMEDAD

Aquí estamos ante una de esas situaciones paradigmáticas de la política a la tabasqueña.

En todas partes hay grupos de poder y grupos que buscan el poder.

Eso es entre otras cosas la política.

En Nuevo León o en Jalisco, en Puebla o en Veracruz, la disputa política por el poder y por sus canonjías entre grupos y corrientes, es la sabia de la política.

Pero fuera de Tabasco, aún prevalecen ciertas reglas, elásticas y hasta difusas, si se quiere, pero reglas al fin y al cabo.

Hay un límite al que por cuenta propia todos se someten.

Cuando se daña a la patria chica, cuando se pone en riesgo la integridad moral de la familia, cuando se puede ofender a la sociedad, los políticos de otras latitudes generalmente se detienen.

No así los tabasqueños.

El político tabasqueño es tremendamente narcisista, palpablemente neurótico y con una irreprimible proclividad a la destrucción.

El político tabasqueño es incapaz de asumir sus errores y de encajar y administrar sus derrotas.

Ante el fracaso, el político tabasqueño reacciona con iracundia destructiva.

Nunca se interroga acerca de su propia aportación a su fracaso, sino que se lo carga de manera absoluta e irreflexiva, es decir: narcisista y neurótica a los otros, a sus adversarios, a quienes convierte, en su imaginación enfebrecida, en verdaderos demonios.

En esto, dos políticos tabasqueños típicos, Andrés Manuel López Obrador y Gustavo Rosario Torres se parecen como dos gotas de agua.

Para explicarse sus descalabros, ambos acuden a la invención de complots y a la demonización de quienes son, según ellos, sus victimarios.

Cuando Gustavo Rosario tuvo que salir del gabinete de Roberto Madrazo, hizo lo mismo que acaba de hacer ahora. Culpar a otros de lo que en buena medida es su culpa.

Un amigo mio, buen escritor, me comenta que cuando se contempla los sainetes de los políticos tabasqueños, piensa en Macondo.

Yo no se porque. Los personajes de cien años de soledad están hechos de la materia de los sueños, del mito, de la leyenda, de la imaginación y la magia.

Son tremendamente creativos, hacen de sus sueños realidades, su imaginación es creativa y moldea al mundo.

Nada que ver con el mundillo de la política tabasqueña, donde la pequeñez, la sordidez, la inquina y el rencor son la norma.

LUTO

Cuando el mal ataca nos deja sin palabras.

Hay ciertas dimensiones del mal que vuelven baladí toda reflexión, que hacen trivial todo intento de adjetivación.

El mal, en su negra frialdad, pasma a los seres humanos normales.

El pensamiento tropieza.

La capacidad de raciocinio se entumece.

Tabasco está de luto.

Y no hay palabras.

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