*Granier y Gina: palabras y hechos
Pues lo menos que se puede decir es que en el PRI estatal hay control.
Control quiere decir orden, institucionalidad, acatamiento de parte de los actores, respeto hacia las autoridades jerárquicas del partido y suficiencia y claridad en la acción de parte de estas autoridades.
Lo cierto es que el PRI se vio bien en este proceso interno para elegir a sus candidatos a diputados federales.
Cuando en un procedimiento de este tipo, no hay broncas, ni jaloneos ni descalificaciones por parte de los participantes, la conclusión es categórica: todo está bajo control.
Hay que ver que se trabajó muy eficientemente tanto en palacio de gobierno como en la casona de 16 de septiembre.
Y lo mejor para los priístas: no se jugó con nadie, no se engañó a nadie.
Hay que recordar que Andrés Granier fue muy claro, muy especifico desde un principio.
“Los candidatos serán aquellos que le garanticen el triunfo al PRI en todos los distritos”, lo dijo de diversas maneras y reiteradamente Granier.
Y desde hace meses, siempre que le preguntaban, el gobernador contestaba lo mismo: “no se valen chantajes ni reclamos de cuotas que ya no funcionan: vamos a elegir a los mejores candidatos”.
Y por si hubiera alguna duda, el sábado, en la reunión del consejo político estatal, Granier volvió sobre lo mismo: “no hay cartas marcadas y los candidatos serán los mejores”.
O sea: las reglas siempre estuvieron claras.
El mismo sábado, la presidenta del PRI estatal Georgina Trujillo, leyó uno de los mejores discursos que haya pronunciado ningún presidente del tricolor desde hace muchos años.
Le comentaba a usted ayer que no recuerdo una pieza oratoria de esa magnitud desde el discurso que leyó Humberto Mayans en el anexo del parque Tomás Garrido un tarde de junio de 1993.
Es decir, ni Roberto Madrazo, ni Nicolás Haddad, ni Pedro Jiménez León, ni Edgar Azcuaga, ni Antonio Ayza, ni Manuel Andrade, ni Florizel Medina, ni Martha Andrade ni quienes se me olviden pronunciaron nunca un discurso tan definitorio y de tanto peso ideológico como el que leyó Gina Trujillo el sábado.
Y lo más sorprendente: es un discurso de dos cuartillas.
Un discurso que se lee en tres minutos.
Y en el cuarto párrafo está todo.
Qué sencilla es la política cuando hay claridad ideológica y concisión intelectual.
En seis líneas Gina Trujillo sintetiza lo que debe ser un partido político del siglo XXI, llámese como se llame: “hoy apelo a los valores que dieron origen a la fortaleza del PRI: militancia, para picar piedra y hacer méritos; convicción, para en todo momento defender nuestros ideales; lealtad, para estar en las buenas y en las malas; compromiso, para apoyar las tareas del partido en todo momento; disciplina, para aceptar que no siempre las decisiones serán a favor; rectitud, para hacer y exigir que se haga lo correcto y ética, para pregonar con el ejemplo”.
Ejemplar sentido de la exactitud ¿no cree usted?
Pero en política, las palabras deben convertirse en acción.
Y el proceso que cerró ayer y que fue pulcramente conducido por Humberto Villegas Zapata, convirtió en hechos el discurso de Gina Trujillo.
Cuando eso sucede, se está hablando de un partido ganador. Al tiempo.
CANDIDATOS….
Sin sorpresas. Antonio Aysa en el uno. María Estela de la Fuente en el dos. Arquímedes Oramas en el tres. Amalín Yabur en el cuatro. Nicolás Bellizia en el cinco y Pilar Córdoba en el seis.
Son ya virtualmente candidatos porque son los mejores.
O sea: Granier, como siempre, engañó con la verdad.
Luego del cruce de diversas encuestas, no hay la menor duda que el PRI no tiene mejores candidatos en cada uno de los distritos que los designados.
Y digo designados porque es claro ¿no? ellos son. Punto.
Toño Aysa ganará.
Si alguien puede darle pelea al PRD en el distrito dos, es María Estela. Arquímedes Oramas es quien tiene el mayor reto, porque el PRD tiene un buen candidato, Cesar Burelo, y un operador que no se detiene ante nada, Javier May. Amalín Yabur ganará con buena ventaja. Nicolás Bellizia tiene que pedalearle, pero se alzará con el triunfo. Y Pilar Córdoba sencillamente arrasará en el sexto distrito.
Y nadie se equivoque: lo seis candidatos son candidatos de Andrés Granier, de nadie más.
Quien lo dude, que se lo pregunte a los candidatos.
Ello no quiere decir que el PRI no necesite de todos los priistas, incluidos por supuesto Roberto Madrazo, Manuel Andrade y Enrique Priego, y todo lo que estos representan.
martes, 27 de enero de 2009
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